Goza mi alma!

Porque no he tenido hogar me he tenido que volver el hogar de mi misma.

Y sin embargo gozo con las calles, las casas y los edificios como si fueran todos mi hogar y reconociera en los corredores soleados y las matas verdes de alegría algo más profundo que la casa, más esencial que la nación, al ser humano que palpita en el espacio público.

Donde poner tanto gozo? Con quien compartirlo? lo guardo entonces en los pliegues de mi sonrisa interior, el corazón que late más lentamente a medida que se ensancha su capacidad de abrazar en un aliento el palpitar de la vida.

Soy feliz! Not happy sino feliz! Es extraño que en inglés no podemos decir que somos felices con la misma palabra y que la felicidad sea algo completamente diferente para los angloparlantes que para los hispanos.
Hablamos de felicidad cuando el alma vibra con su propia existencia abierta como una flor que en su color invita al sol a posarse, mientras la abeja liba de su seno.

Feliz! De que el mundo sea! Feliz! De que seamos! Feliz! De vivir y morir, vivir muriendo y morir viviendo. Me admiro ante el aliento con que otros viven y mueren, corren y recorren sus propios caminos, dejan que alcen vuelo sus almas y aterrizan en las mañanas en sus lechos para vivir un día más, las pequeñas cosas de cada día.

Es hermoso vivir! Y morir. No pienso correrle a la muerte aunque no tenga afán de encontrarla. Ya nos intuímos en el cuerpo que ella alienta, oscureciéndose. Siempre ha estado allí como el ruedo detrás de la falda de la vida.

Gozo. Goza mi alma. Goza y se regocija de gozar, sola y en silencio. Como se dirá gozar en inglés? No lo se aunque sepa más ingles que español pero este goce que sentimos en Español no existe en el diccionario británico, no entienden mis hermanos angloparlantes lo que digo cuando goza mi alma. En todo Shakespeare no han gozado como El Quijote! Talvez más pero nunca igual. Quizá el sol nunca alcanzó a calentarles tanto las pantorrillas para gozar con la hoja de plátano, el descascarado arbol de guayaba o el frondoso mango. Sus plantas tendrán y sus almas gozarán como las nuestras cuando en la adultes recuerdan los caminos de la niñez que ya talaron. Humanos al fín de cuentas, aunque pocos lo recuerden, gozamos todos con la misma certeza, el aliento de la niñez.